La Escuela del Maestro Flores (II): Los libros de texto

lunes, 18 de febrero de 2008

VIENE DE PARTE I

Hablábamos anteriormente del local donde se instaló la escuela del Maestro Flores y, en el piso superior, doña Carmen Albert; pero nos dejamos muchísimas cosas en el tintero que queríamos narraros. ¿Cómo era la educación en esa época? ¿Qué libros y qué material escolar utilizaban? ¿Cómo era el maestro Flores?

Como estamos siguiendo el libro de Rafael Establier, Añoranzas y recuerdos benaluenses, acudimos a él para ver que nació en 1899. Eso quiere decir que si fue escolarizado en párvulos, sabemos con seguridad que está hablando de su estancia en la escuela del Maestro Flores, al menos, desde 1903 (cuando tenía cuatro años). Es la primera escuela de un barrio recién creado en el contexto educacional de la España de 1900. No olvidemos nunca la época histórica (La España de Alfonso XIII tras el desastre del 98) ni la situación económica del país, porque no podemos revivir la escuela desde la óptica del año 2008, ni arremeter contra ese sistema educativo con nuestros ojos democráticos post-LOGSE (aunque lo que tenemos ahora merece un blog aparte). Por ello, vamos a hablar de libros de chicos y de chicas, de educación sexista y de castigos corporales propios de los maestros de 1900, cuando los términos "autoaprendizaje significativo" o "asertividad" ni se oteaban en la lejanía. Pero entremos en una de las clases del Maestro Flores y veamos los libros de texto.


Portada de JUANITO, libro base de la educación española a principios de siglo XX,
como lo fue PALUZIE en la publicaciòn de libros escolares.


La versión española de Il Giannetto del pedagogo milanés Luigi Alessandro Parravicini (1800-1880), tuvo enorme éxito durante decenios en España, donde se publicaron incontables ediciones de esta enciclopedia infantil, «obra elemental de educación», como rezaba su subtítulo, hasta bien entrados los años sesenta del pasado siglo. Básicamente el Juanito era el manual del niño modelo, aspiración dogmática de toda la comunidad escolar. Rafael Establier conserva un maravilloso recuerdo de este libro; leamos sus propias palabras:

Además, en la cartera de artesanía de cualquier chiquillo, llevábamos una doctrina cristiana de Ripalda, de muy poquito tamaño y volumen, y, -lo dejo para reseñarlo y comentar en último término,- un libro estupendo: el "JUANITO".
Este libro, el "Juanito", era un compendio de sabiduría, era una variada y completa lección de cosas, pues en él se daban al alumno nociones de todo, iba paulativamente asimilando las diversas materias por sus textos explicativos y narrativos y por sus muchas fotografías y dibujos, exponiendo las materias de forma tal, que al niño le interesaban y procuparaba preocuparse posteriormente, cuando nuestro maestro Don Francisco, ampliaba conceptos y nos narraba anécdotas relacionadas con las materias o historias expuestas en dicho libro.
Doctrina Cristiana de Jerónimo de Ripalda

También existía un material específico para la educación de las niñas, "concebido para la mentalidad y gustos femeninos", se decía. Establier dice que le llamaban el "Juanita", pero estoy casi seguro que se refería al Flora, que se impartiría en la planta superior, en las clases de doña Carmen Albert.

Para que os hagáis una idea del tipo de enseñanza, os dejo un extracto del prólogo, que no es de Doña Pilar, sino de Faustino Paluzie:

En vista de la asombrosa aceptación que desde 1836 ha tenido y tiene el Juanito, por Parravicini, más de una vez pensé en publicar un libro que reuniera también para las niñas tan provechosas condiciones [...] Fíjense bien las señoras Maestras en el presente libro, y en él verán que su autora sigue un buen método en todo su plan y desarrollo, pues tomando a FLORA desde la más tierna infancia, no se separa ya de ella hasta dejarla casada y en perfecta disposición de ser tan buena esposa y madre como ha sido excelente hija; por consiguiente, creo que esta obra, de suma utilidad para las niñas, merecerá la aprobación unánime de las señoras Maestras, y que en la aceptación y aprecio de este libro de lectura hallaré la recompensa de los buenos deseos que me animan y de los afanes que empleo en pro de la mejor enseñanza popular de mi querida Patria.

Básicamente, el material escolar se componía, además de estos libros, de un cuaderno de tapas azules para Caligrafía, de don Esteban Paluzie, una "lapisera", un porta-plumas o palillero baratito, más un par de plumas de acero Corona, o de los números uno, dos, o tres, para ejercitarse en caligrafía y practicar la letra inglesa, de la que podemos ver un ejemplo en la siguiente imagen:


Esteban Paluzie y Cantalozella, 1806-1873
Profesor de escuela primaria, dibujante y caligrafista que destaca a partir de 1844 cuando presentó unas copias de inscripciones catalanas. Compuso varios manuales de lectura, gramática, geografía, geometría, aritmética, taquigrafía y una obra pedagógica titulada Barbibarrillo. En 1847 publicó, autografiada en su propia casa y escrita toda de su mano la Paleografía española... Casi toda es copia literal de autores que cita y que fue muy criticada por la deformación que sufrieron los originales en la copia, un así tiene el mérito de agrupar en una sola obra los principales tratados de caligrafía españoles.


En definitiva, Juanito, la doctrina cristiana de Ripalda y la caligrafía de Paluzie fueron los tres principales manuales que todo alumno debía tener en su artesanal cartera de lona colgada al hombro para asistir a las clases del Maestro Flores en los bajos de la placeta.

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1 comentarios:

Rubén Bodewig dijo...

cómo han cambiado los tiempos!! pero hay que decir que tampoco cambiaron hace mucho, que en los años 50 todavía usaban libros de estos que te contaban "todo" lo que necesitabas aprender en la escuela entre la primera y la última hoja, como la enciclopedia Álvarez.
Aunque estuvieran muy equivocados en los métodos de enseñanza, al menos hay que valorar que fueron unos primeros intentos necesarios para asentar un principio clave para el desarrollo de la sociedad: hacer ver a la ciudadanía que la educación era necesaria para el progreso.

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