¿Por qué talaron los pinos de Benalúa?

viernes, 1 de febrero de 2008

Calle Pérez Medina en las primeras décadas del Siglo XX ya estaba flanqueada por enormes ejemplares de pinos que hoy tendrían un porte monumental.


Cada vez que vemos fotos antiguas del barrio nos preguntamos en qué momento se decidió talar las magníficas hileras de pinos que acompañaron nuestras calles desde la fundación del barrio, dando una agradable sombra, purificando el aire y cumpliendo con los criterios higiénicos y de calidad ambiental que se propuso José Guardiola en el proyecto inicial.

Hasta ahora, poco sabíamos, aparte de que encontramos las últimas fotos de los mismos fechadas en torno a los años 40 y principios de los 50, y ya vemos calles sin este arbolado en los años 60.

Fue una clara decisión vinculada a otorgar el protagonismo del espacio público al automóvil privado, que entonces irrumpía con fuerza haciéndose asequible a la mayoría de los ciudadanos, necesitándose para ello reordenar las calles y crear aparcamientos para los coches.
La excusa perfecta fue, como ha indagado Ernes a través de quienes vivieron en persona esta tala, que las raíces de los pinos estaban levantando el pavimento de su entorno inmediato, llegando incluso a resquebrajar y levantar las preciosas baldosas hidráulicas de la entrada en las plantas bajas de las Viviendads Originales. Esto causaba malestar, y en lugar de buscarse una solución que permitiera convivir a las edificaciones con el arbolado, se optó por talarlo.

El automóvil había llegado a la ciudad, y cualquier cosa que se antepusiera no merecía siquiera ser meditada. La ciudad fue, literalmente "atropellada": tranvías, árboles, paseos, aceras...
Podemos afirmar, que además del peatón y el tranvía, los pinos de Benalúa fueron los grandes perjudicados de "la irrupción del 600".
Después de los pinos, llegaron las acacias, pero su vida también fue interrumpida cuando decidieron talarlas y plantar otros ejemplares en los 90, que son los actuales.


La calle Arquitecto Guardiola, mirando desde la confluencia con Catedrático Soler hacia la Placeta, en los años 80. Podemos apreciar la calle llena de acacias, el segundo arbolado del barrio y que sustituyó a los pinos, que tampoco sobrevive hoy.

Los actuales ejemplares de arbolado en Benalúa, con un porte muy reducido, mal podados y de hoja muy oscura.

Hemos encontrado una pista que nos podría poner en el camino de encontrar el momento en que se talaron los pinos: como podemos ver en esta columna de opinión ("Cada día con su tema"), en Julio de 1952 los árboles de las calles de Benalúa aún no habían sido talados, pero sí corría el rumor (y el temor) por el barrio, de que estos ejemplares majestuosos que habían acompañado a generaciones de benaluenses desde los inicios del barrio, iban a desaparecer:

Nos escribe muy atentamente un señor lo siguiente: "Entre los vecinos del barrio de Benalúa circula el insistente rumor de que los pinos van a ser cortados. Creemos innecesario enumerar las ventajas y beneficios que los pinos proporcionan, aspecto este que, por lo divulgado, deben formar parte de la cultura más elemental". Más adelante dice: "Cortar, talar los pinos de Benalúa sería una medida de todo punto inadecuada. Aparte de las razones de salubridad y belleza, los pinos de Benalúa son consustanciales con el barrio. Integran la típica fisonomía del mismo y los benaluenses difícilmente pueden concebir su barriada desprovista de pinos". Como se trata de un simple rumor, no puede dársele la indudable importancia que, de tratarse de acuerdo cierto, tendría. Pero tampoco estará de más que sobre este asunto mostremos total identificación con los argumentos expuestos por nuestro comunicante. De todo punto improcedente la consideraríamos caso de que tal idea llegara a tomar cuerpo de realidad. Y, si hemos de ser sinceros, nos parecería inverosímil y hasta ridícula, pues muy apuradamente podría explicar la autoridad que la pusiese en práctica una razón convincente que justificase, más, cuando en otros sectores de nuestra ciudad, se ha realizado aún no hace mucho tiempo una plantación de arbolado, para la cual -y esto tampoco podemos explicárnoslo ni creo que tampoco nos lo puedan explicar- se han destrozado muchos metros de bordillo de aceras que allí han quedado, rotos, hasta Dios sabe cuándo. Por eso, si mientras por un lado parece existe preocupación por dotar de árboles a Alicante, por otro se procediera a la tala de los ya criados, el hecho sería un contrasentido fenomenal. Pero, como dicen que cuando el río suena... Bueno, pues ya hemos dicho, por ahora, cuanto teníamos que decir.

Años atrás, ya comenzaba a fraguarse esta criminal idea que acabaría por ejecutarse, destruyendo un magnífico paisaje urbano digno de haber sido uno de los emblemas de la ciudad.
Hemos dado con una serie de columnas de opinión iniciada el 29 de Diciembre de 1943 y concluida el 2 de Enero de 1944, titulada "Ángulo de la Ciudad. ¿Pino o palmera?". En ella, con el lenguaje del régimen franquista se defendía la mentalidad de la época (que tanto daño causó) del "desarrollo a costa de todo". Aquellos ejemplares ya tenían 60 años, y de haberse conservado, hoy alcanzarían un porte majestuoso, y quizá podrían codearse con nuestro ficus, al alcanzar ya los 120 años.

Según estos artículos, los motivos alegados por la propuesta de tala de pinos eran las molestias que causaban las raíces de los pinos en el subsuelo (algo que se hubiera podido solucionar con una operación en el suelo de las viviendas originales, puesto que no tenían sótano y sí altura suficiente en planta baja como para elevar un poco la planta baja). Eso sí, después vendrían los pelotazos urbanísticos, y la construcción de edificios de muchas alturas en Benalúa, a los que les molestaría tener la copa de un pino frente a sus ventanas.
Hablan del pino como un árbol que en la ciudad no tiene cabida, pues no tiene carácter urbano y está fuera de lugar, pues, paradójicamente, es árbol de poetas y pintores, seres que el autor, seguramente, no tendría a buen ver.

Se proponía una sustitución por palmeras, que según dice el autor, son más propias de nuestra latitud, cuando realmente son una especie proviniente de otro continente (si bien es sabido que existen en Alicante desde tiempos inmemoriales). El pino mediterráneo es uno de los pocos árboles autóctonos que nos quedan, tras la desaparición dramática de las carrascas de nuestros montes.

Aquí publicamos las cinco columnas, publicadas en cinco días consecutivos. Pulsad sobre cada miniatura para poder leerla en grande.

"Todo el mundo conoce los pinos de Benalúa. Se encuentran en la populosa barriada en gran número, formando hileras en algunas calles, muy cerca de las casas. El pino que en las faldas y vertientes de los cerros rematados por ambos castillos -Santa Bárbara y San Fernando- cumple a maravillas una función estética y práctica a un tiempo, conviértese, sin embargo, en un mal -grave, pero remediable- cuando crece a su albedrío al filo de las edificaciones."

"(...) tal como ocurría con el pino, cuyas lianas invisibles, sus sarmentosos brazos bajo tierra, destruían la fábrica de los mausoleos labrados bajo el nivel de la tierra. Este mismo daño -considerablemente acrecido- se produce con los actuales pinos de Benalúa. Hemos oído de labios autorizados los perjuicios tremendos que esos árboles de la típica barriada están produciendo a la edificación de las proximidades. Si pudiéramos en este punto de la crónica diseñar un corte, un plano vertical de esos árboles, los lectores comprenderían sin palabras nuestro razonado fundamento."

"En una palabra: el pino es mal compañero de la casa. Su destrucción -los cimientos son torturados lentamente- es segura y fatal donde ese árbol pone sus pies. El pino -en la ciudad- es la Hidra del subsuelo."

"¿Nos permitiría nuestro Excelentísimo Ayuntamiento que le brindásemos la idea? Consideramos que, si se realiza, el pueblo de Alicante sabrá reconocer el servicio que se le dispensa. Y nosotros quedaríamos con la satisfacción de aportar un mínimo pero sincero servicio a la ciudad. Hay que arrancar los pinos que existen en las simpáticas calles de Benalúa. Venga la salvadora operación, la prótesis de ese sistema de arbolado que tanto daña a la construcción.
¿Y después?, dirán nuestros lectores. ¡Ah!; después: girad vuestros ojos hacia el bellísimo paseo del puerto, o bien hacia la modernísima vía de Alfonso el Sabio. La respuesta -gozosa, alicantina y bella- os la darán, no el cronista, sino... ¡las estrellas esmeraldas de nuestras palmeras!..."

"(...) ¿veremos pronto salvado el peligro que hoy amenaza el subsuelo de Benalúa? Conste que al lanzar esta campaña periodística lo hacemos también porque en ella se recoge un anhelo popular, un deseo lógico de muchos propietarios, generalmente modestos, de aquella barriada."

"H
ay que arrancar los pinos de Benalúa y plantar otra clase de árboles que no causen perjuicio al subsuelo. Este ruego que hemos elevado a las autoridades no es sólo y exclusivamente subjetivo: nuestra opinión es un reflejo de los anhelos de muchísimas personas que -dicho de paso- se han congratulado de nuestro interés por el tema en particular, y de nuestra atención general hacia todo lo que se relacione con Alicante."

Estos textos, sin duda, es un fiel reflejo de lo que sucedió en Alicante antes y durante los 50: la manipulación y preparación ideológica para la destrucción y la especulación. Negar los valores propios de la ciudad, olvidarse de sus bondades y características únicas, para buscar crear una nueva imagen artificial icónica y turística. Este tipo de noticias fueron creando un caldo de cultivo para preparar a la opinión pública a lo que vendría después. Ni siquiera el propio autor se da cuenta, citando conocidos dualismos icono-ciudad, que Alicante tenía entonces muchas otras cosas de las que presumir, y que fue perdiendo a costa de buscar otras nuevas.

Ojalá en aquél momento el barrio se hubiera echado a la calle para detener la tala masiva, al igual que en la actualidad conseguimos detener a Alperi en su intento de destruir al Ficus.

La tala de estos pinos fue una auténtica pérdida trágica, para la ciudad y para Benalúa. Se podía haber encontrado una solución técnica para solucionar el problema de las viviendas de planta baja con las raíces, y haber mantenido una imagen que hoy sería realmente espectacular: unas calles majestuosamente arboladas con ejemplares centenarios.
Las plantas bajas tenían más de tres metros de altura libre, por lo que haber subido veinte centímetros el suelo creando un hueco intermedio a modo de forjado sanitario hubiera arreglado el problema de las raíces.
Desconocemos qué árboles los sustituyeron, porque no fueron palmeras. Y quizá, después volverían a ser cambiados, ya que los actuales ejemplares son relativamente jóvenes.

El 27 de Noviembre de 1958, el Diario Información mostraba esta dantesca fotografía que hoy recuperamos para la historia, con todos los árboles talados y tirados por el suelo. Paradójicamente, el periódico se preocupaba de cómo había afectado esto al alumbrado. La noticia, decía lo siguiente:
Pie de foto original: Montones de pinos abatidos por las modernas inquietudes urbanísticas.

LOS PINOS DESTROZAN LA INSTALACIÓN DEL ALUMBRADO PÚBLICO

En nuestra particular campaña encaminada a tratar de lograr que la ciudad resplandezca por la noche casi con la misma nitidez que durante el día, encontramos un nuevo motivo que elimina en parte la ya de por sí deficiente instalación de alumbrado eléctrico popular. Encontramos, sencillamente, que los pinos de Benalúa, además de ser nocivos para las instalaciones subterráneas, como está demostrado perjudican sensiblemente a los cables de conducción de energía eléctrica destinada a esa barriada. El hacha pone el resto. Porque pino que cae, pino que arrastra consigo parte de esa instalación lumínica tan necesaria para evitar tropezones y sustos. La "despinanización" trae esta paradoja: dar más luz (si acaso tenía poca) al barrio benaluense en horas de sol, y quitársela por la noche. Cuando más necesaria es. Con el inconveniente natural de que las reparaciones se dilatan más de lo debido, según aseguran los vecinos.

PINOS DE BENALÚA
Por el hueco de luz vuestra ausencia
navega la mirada de los sueños
que vuelan hacia el mar

entre los pinos sombras verde-oscuras
alas vertebradas alfileres vid
que florece que rezuma

que rezuma la paz que callejea
por el rumor de abeja o vecindario
que descansa la tarde

platicando conversando serena
y dulcemente el despertar lunar
por las estrellas

Senado centenario centinela
amigo vegetal de esta posada
de raíces y siglos

vuestro tronco anillo de los brazos
infantiles que claman por las ramas
sus manos te derriban
y los claros del bosque del espacio
se llenan de recuerdos florecidos
del luminoso ayer

del pino alegre
que acarició la infancia de este Barrio.
Manuel Molina


Ojalá algún día los árboles actuales lleguen a ser centenarios...
Algún día...

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11 comentarios:

Ernesto Martín Martínez dijo...

Rubén, en el llibret de la hoguera de 1984, el llibret del centenario, hay un poema de Manuel Molina que se llama "Pinos de Benalúa". Mañana mismo lo subo al artículo.
¿Y si plantamos pinos en la placeta y un eucalipto? ¿Se darán cuenta?

Rubén Bodewig dijo...

pues sería una buena idea! pero habría que buscar un parterre que estuviera un poco libre!! echaré un vistazo!

Ernesto Martín Martínez dijo...

Actualizo con el poema de Manuel Molina. El texto lírico, en el llibret del centenario, carece de puntuación, y así lo he respetado. La plasticidad poética con que se recuerda la infancia y la memoria a partir de los árboles hacen de este poema uno de los mejores del llibret

Elkiko dijo...

Desgraciadamente (y no tengo ni idea de porqué), en esta ciudad se odian los árboles. Recuerdo haber oído en la radio (en un progama que menciono en AlicanteVivo), oír a una señora de Benalúa, que querían que quitaran los árboles, porque ensuciaban las aceras y los coches. Yo los pinos, no los he conocido (salvo en Catedrático Soler), lo que había plantado en las demás calles (la verdad es que ahora no me acuerdo que hay) eran acacias.

Rubén Bodewig dijo...

A los actuales árboles de benalúa los podan fatal (además, a algunos les han echado lejía por tapar carteles de comercios). Sus ramas están de modo que la copa no queda esférica, sino recortada alarmantemente en el lado que da a la fachada, y frondosa hacia los coches. Claro, nadie quiere ramas en su ventana. LO QUE HAY QUE HACER ES ENSANCHAR LAS ACERAS Y PONER LOS ÁRBOLES MÁS SEPARADOS!!! Consecuentemente, destinar a los peatones más protagonismo y mandar los coches fuera de la calle.
Esto supondría apostar por transporte público y crear algún gran aparcamiento disuasorio (público y gratuito) a escasos 100 metros del barrio, en Benalúa Sur.
Además, claro está: prohibir la creación de nuevos edificios sin aparcamientos calculados para sus propios usuarios y algunos más de fuera.

Rubén Bodewig dijo...

pero... elkiko, cuando hablas de que en las demás calles había plantadas acacias, a qué te refieres? ¿A las de Benalúa después de los pinos -la foto de los años 80 del artículo-? ¿A catedrático Soler -de los que todavía queda alguno a media altura que se salvó del parking-?

Elkiko dijo...

Pues sí, a la foto de los años 80 (yo siempre les he llamado acacias, en esa foto se ven los troncos nudosos y por lo visto recién podados), efectivamente a los que había en Catedrático Soler (que por cierto áun no me he enterado porqué quitaron las dos filas de las dos primeras manzanas, cuando en realidad no han hecho parking debajo --vamos creo que no--).

Rubén Bodewig dijo...

pues porque la obra, como muchos saben por el asunto de los juicios, la llevaba ortiz, y como sabe que todo en esta ciudad lo construirá él, no presta ni el más mínimo detalle en hacer las cosas bien. No se lo tiene que ganar, lo va a hacer sí o sí.
Por comodidad de obra, para la circulación de camiones, renovación de aceras, instalaciones urbanas... decidieron llevarse por en medio los preciosos (y frondosos) árboles, aunque la entrada del parking quedara a metros de distancia...
es así de triste
yo ni me lo habría imaginado, y un día, ví que ya no estaban...

Elkiko dijo...

Es que eso JOOOOOODEEEEEE y mucho, me pongo negro porque si hubiera una razón de aprovechamiento del sitio o algo (no lo apruebo tampoco, pero sería una cosa con su lógica), pero así porque así...Igual hizo con los dos triángulos que hay a ambos lados del Perpetuo Socorro, taló pinos enormes para nada, para poner la caseta de obra.

Rubén Bodewig dijo...

actualizado con la foto del destrozo: los pinos talados en medio de la calle

Ernesto Martín Martínez dijo...

Impresionante. La imagen es un atentado por sí misma. Por favor mira los troncos!!!!!
Tenemos que volver a plantarlos. Yo creo que si nos metemos en la placeta y plantamos dos pinos (con perdón) nadie se entera y se sigue regando igual.

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