Viene de Parte I...

TRAZADO GEOMÉTRICO DEL BARRIO:

El barrio se proyectó para ser edificado en un altiplano, al Oeste de la ciudad y próximo al mar. El lugar no era nuevo en habitación humana, pues ya existió una ciudad romana cuyos restos afloran al realizar las diversas cimentaciones del nuevo barrio.

Tipológicamente Benalúa se inserta en el urbanismo de cuadrícula típico del Ensanche. Es de un rigor geométrico absoluto. Sus calles se disponen en las orientaciones principales. Las Norte-Sur son de 15m de ancho; mientras que las orientadas de Este-Oeste cuentan con diez metros. Las aceras de las primeras son más anchas y tienen plantados árboles. Así resultan manzanas rectangulares de cien metros en dirección Norte-Sur, por cuarenta en la perpendicular; las esquinas están achaflanadas a 45º con una longitud de cinco metros.
En cada manzana se construyeron veintidós casas, con un total de cuarenta y cuatro viviendas.
Lo que da un total de ochenta y ocho viviendas en algo más de una hectárea, densidad muy similar a la impuesta en la Ley del Suelo (vigente a principios de la década de los 80 un siglo después).

Las viviendas tenían en la parte posterior un patio individual de grandes dimensiones; separado de los contiguos por muros que impedían una utilización comunitaria, según el tipo de patio de manzana. Pero frente a las manzanas de nuestro Ensanche, que no proveían ningún vaciado interior, supone un progreso interesante.

El lugar de uso público fundamentalmente del barrio era la plaza ajardinada. Seguía la técnica del "square" inglés, esto es, resulta de sustituir una manzana de las futuras edificaciones, por un jardín. Sin alterar para ello la trama urbana y viaria. En Benalúa se eligió una de las manzanas centrales del barrio.

El equipo urbano era bastante completo, hasta el punto de ser uno de los mejor dotados de la ciudad. Disponía de alumbrado de gas, mercado de abastos (el García Calamarte trasladado desde el Barrio Nuevo); la comunicacón centro-ciudad se efectuaba a través de una línea de tranvías, a cuya compañía concesionaria pertenecían, y no por casualidad, varios miembros de la sociedad "Los Diez Amigos". Asímismo el barrio contaba con dotaciones escolares, iglesia, teatro, etc.

COMENTARIOS AL PLANEAMIENTO:
El barrio forma una retícula limitada por cuatro vías de jerarquía superior. Estas son al Este, la actual Avda. de Óscar Esplá; al Este, la de María Mazzarello; Aguilera y Catedrático Soler al Norte y Sur respectivamente. Perteneciendo todas estas vías al trazado fundamental del Ensanche. En el interior del barrio las calles están jerarquizadas de Norte a Sur las de mayor ancho.
Esta disposición es buena en cuanto que son estas calles de anchura mayor las que quedan orientadas a Sur; siendo así mismo el número de viviendas con buen asoleamiento.

Sin embargo el Barrio de Benalúa es parte integrante del conjunto del Ensanche, planeándose éste en claro sentido de tendencia de desarrollo hacia poniente. Si por entonces el barrio era la parte extrema, en el futuro se convertiría en zona de paso hacia nuevos barrios situados por fuerza hacia poniente, ya que Benalúa tiene limitadas sus posibilidades de crecimiento tanto al Norte como al Sur, al encontrarse de una parte las vías del tren y por el otro el mar.
De este modo, en la actualidad son las calles más estrechas del interior del barrio las que soportan la circulación transversal más intensa, entre el centro de la ciudad y los barrios a poniente de Benalúa. Respecto a la ideología inherente al barrio, la trama reticular supone la representación formal que connota de manera muy clara los intereses de clase de la burguesía liberal, como dominadora de los resortes del poder.

Por los años en que se planea Benalúa el interés tanto de los teóricos, como de los diseñadores se centraba en salvar las contradicciones campo-ciudad; acrecentadas en el modelo de ciudad impuesto por el maquinismo. Guardiola Picó ignora estos temas a lo largo de sus escritos. Como consecuencia se formó un barrio, situado a considerable distancia del centro-ciudad, en donde sin embargo se reproducían las mismas relaciones de producción y los mismos esquemas de vida que ofrecía la ciudad tradicional. Cabe pensar cuáles eran en el fondo las auténticas intenciones que animaban a los promotores, sin duda escasamente interesados en lograr cambios estructurales.

Durante el siglo XIX se desarrolla una corriente en pro de la vida sana; con aire y sol abundante; se propugnan mejoras de condiciones de habitabilidad de las viviendas, así como las condiciones higiénicas de las ciudades; tanto en los abastecimientos de aguas potables, como en la eliminación de residuos sólidos y líquidos. Guardiola en sus escritos detalla minuciosamente cómo lograr en cada barrio y en cada calle aquellas mejoras de todo orden que beneficien a la población en general, castigada durante el siglo XIX por diez epidemias de cólera de fiebre amarilla, con un impresionante saldo de muertos.

El Barrio de Benalúa se enmarca en la corriente higienista. Su trazado, al margen de otras consideraciones y lecturas, lo constata. Situado en el altiplano, lejos de la ciudad, próximo al mar, densidades de población bajas (del orden de doscientas personas por acre), creación de una plaza, así como procediendo a la plantación de unos setecientos árboles en sus calles.
Son todos ellos factores indicadores de pretender dar una nueva imagen, distinta de otras actuaciones contemporáneas en la misma ciudad.

Continúa en Parte III y Parte IV...